He crecido en una familia musical, mi madre es cantante y mi padre pianista y director. Me marcaron mucho los compositores que cantaba mi madre en sus estudios en Salzburgo; Brahms, Schumman, Schuber, y tambien Lorca y Falla.
De niña quería ser bailiarina, y aprendí con Marienma y Paco, ballet, flamenco y clásico español en el Corservatorio de Madrid.
Debuté con nueve años en el roll de “Chupitos” en el centro Cultural de la Villa, en la Zarzuela La Revoltosa. Siempre he cantado en diferentes coros, y como solista de grupos de Bossa, boleros, música folk. En el local La soleá en Madrid canté por primera vez flamenco.
Recibí y recibo clases de canto con mi madre la soprano Carmen Quintanilla, Jazz con Dorothe Dalg ( Berlin), y Flamenco con Talegón de Córdoba y Guadiana en Madrid, y Esperanza Fernandez en Sevilla.
Para mí la Comunicación es lo que define al arte, por eso mi forma de cantar es la expresion de quien soy. El contacto con cada persona del público es esencial para mí. Aporto explicaciones sobre los compositores, letras y contexto de las canciones y esto me hace conectar de una manera muy especial con la gente.
Es un placer ver cuando las personas que nos escuchan se emocionan y nosotros con ellos, esto compensa todo, estos momentos son mágicos.